Presión arterial baja: ¿cuáles son los síntomas y qué hacer?
Autor/Fuente: Rebeca Sarahi / Agencias
Obtén más información acerca de las causas, los síntomas y el tratamiento
Probablemente has escuchado que la presión arterial alta es un problema. ¿Pero qué pasa con la presión arterial baja?
Tener presión arterial baja puede parecer algo deseable, incluso hay algunas personas a quienes no les ocasiona problemas. Sin embargo, en muchas personas, la presión arterial anormalmente baja (hipotensión) les puede provocar mareos y desmayos. En casos graves, la presión arterial baja puede ser potencialmente mortal.
Un valor inferior a 90 milímetros de mercurio (mmHg) para el número más alto (presión arterial sistólica), o 60 mmHg para el número más bajo (presion arterial diastólica), se suele considerar presión arterial baja.
Las causas de la presión arterial baja pueden abarcar desde deshidratación hasta trastornos médicos o quirúrgicos graves. Es importante determinar qué provoca la presión arterial baja para poder tratarla.
Factores médicos que pueden provocar presión arterial baja
Los factores médicos que pueden provocar presión arterial baja comprenden:
Embarazo. Debido a que el sistema circulatorio se expande rápidamente durante el embarazo, la presión arterial tiende a bajar. Esto es normal, y la presión arterial vuelve a su nivel previo al embarazo luego del parto.
Problemas de corazón. Algunas enfermedades cardíacas que pueden provocar presión arterial baja comprenden frecuencia cardíaca extremadamente baja (bradicardia), problemas de la válvula del corazón, infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca.
Problemas endocrinos. Las enfermedades de la tiroides, como una enfermedad paratiroidea, la insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison), el nivel bajo de azúcar en sangre (hipoglucemia) y, en algunos casos, la diabetes pueden desencadenar una presión arterial baja.
Deshidratación. Cuando el cuerpo pierde más agua de la que absorbe, se pueden provocar debilidad, mareos y fatiga. La fiebre, los vómitos, la diarrea grave, el uso excesivo de diuréticos y el ejercicio extenuante pueden provocar deshidratación.
Pérdida de sangre. La reducción por pérdida de sangre en el cuerpo, como por ejemplo debido a una lesión importante o a un sangrado interno, provoca un descenso grave de la presión arterial.
Infección grave (septicemia). Cuando una infección del cuerpo ingresa al torrente sanguíneo, se puede producir un descenso tan significativo de la presión arterial que pone en riesgo la vida debido al llamado «choque séptico».
Reacción alérgica grave (anafilaxia). Los desencadenantes más comunes de esta grave reacción que puede poner en riesgo la vida comprenden: alimentos, determinados medicamentos, veneno para insectos y el látex. La anafilaxis puede provocar problemas respiratorios, urticaria, picazón, hinchazón en la garganta y un descenso de la presión arterial peligroso.
Falta de hierro en tu dieta. La falta de las vitaminas B12 y folato puede provocar que el cuerpo produzca glóbulos rojos insuficientes (anemia), lo que genera presión arterial baja.
Consejos para evitar y tratar la hipotensión
Si has sufrido una baja de tu presión arterial y no deseas que vuelva a ocurrir, procura prestar atención a estos tips:
Bebe más líquido
Ya que la hipotensión se puede deber a una deshidratación, ten siempre a mano una botella con agua mineral para no solo hidratarte, sino también aumentar el volumen de la sangre.
No olvides que si bien beber té o café pueden elevar la presión arterial, esa mejora es temporal y que incluso puede causar más deshidratación.
Lleva una dieta equilibrada
Si se te baja la presión con frecuencia, consume más cantidad de hidratos de carbono en pequeñas porciones, varias veces al día (cada 2 o 3 horas). Por ejemplo, come:
1.Pan
2.Pasta
3.Arroz
4.Patatas
5.Granos enteros
6.Verduras
7.Pescados
8.Pollo magro
9.Frutas
Evita cambios de posición muy bruscos
Antes de ponerte de pie, cruza las piernas en forma de tijeras y aprieta. Otra opción es apoyarte en el respaldo o en otra silla para ayudarte a levantar. Cuando estés acostado, muévete despacio y siempre de costado, nunca te levantes haciendo fuerza con los abdominales. Si estás sentado o inclinado cerca del suelo, levántate por etapas, aunque tardes más tiempo.
Equilibra el consumo de sal
Si sufres de presión baja debes aumentar (levemente) tu consumo de sodio, a diferencia de lo que ocurre con los pacientes de presión alta. Es preciso consultar con el médico para que indique la dosis adecuada.
Verifica los medicamentos que consumes
Ciertos fármacos para el corazón, así como los antidepresivos, los tranquilizantes, etc. pueden reducir la presión sanguínea. Si está indicado en los efectos adversos, pide al médico que te lo cambie por otro similar.
Realiza ejercicios mentales
Según algunas investigaciones, resolver problemas matemáticos (restar, sumar, contar, multiplicar, dividir) pueden elevar la presión sanguínea y compensar la hipotensión.
Duerme con la cabeza en alto
La cabecera debe estar unos 20 o 30 centímetros elevada en relación a los pies. Puedes colocar más almohadas o unos tacos en las patas delanteras de la cama.
Remedios naturales para la presión baja
Además de cumplir con los consejos indicados anteriormente, puedes aprovechar las bondades de la naturaleza y disfrutar de varias recetas caseras para la hipotensión:
Té de regaliz
Es un remedio natural para subir la presión.
Ingredientes
- 1 cucharadita de regaliz (5 g)
- 1 taza de agua (250 ml)
Preparación
Calienta el agua y, cuando hierva, echa la cucharadita de regaliz. Retira del fuego y deja reposar 5 minutos. Cuela y bebe.
Romero
Tiene la capacidad de estimular el sistema nervioso central y mejorar la circulación de la sangre. Una opción es masajear las piernas con unas gotas de aceite esencial de romero mezclado con unas gotas de aceite de almendras o de oliva. Otra alternativa es preparar un té.
Ingredientes
- ½ cucharadita de romero (2,5 g)
- 1 taza de agua hirviendo (250 ml)
Preparación
Deja infusionar durante 10 minutos, filtra, endulza con miel y bebe.
Cola de león
Esta planta, también denominada agripalma, es muy buena para evitar la trombosis, mejorar la salud de los capilares sanguíneos y actuar como tónico cardíaco. A su vez, combate la fatiga y cuida tanto el sistema cardiovascular como el nervioso. Se puede consumir en infusión o tintura.
Jengibre
Estimula la circulación, evita que la sangre se coagule y aumenta la temperatura corporal. Haz una infusión con:
- 1 cucharadita de jengibre rallado (5 g)
- 1 taza de agua caliente (250 ml)
Preparación
Deja que el jengibre se disuelva en la taza de agua. Bebe de inmediato. Puedes añadir limón o miel.
Ginseng
Es uno de los remedios naturales más versátiles que existe, se ubica dentro del selecto grupo de los “todo terreno” junto al ajo por ejemplo. En este caso, ayuda a regular la presión (alta o baja). Puedes preparar una infusión.
Ingredientes
- 1 cucharadita molida de la raíz de ginseng (5 g)
- 1 taza de agua (250 ml)
Preparación
Pon a calentar el agua y al hervir agrega el ginseng. Deja reposar 15 minutos, filtra y bebe.
Geranio
Permite regular la presión arterial baja y alta. Con el aceite esencial de geranio mezclado con aceite de oliva o de almendras realiza masajes en las piernas. Aprovecha sus otras propiedades:
- Antidepresivo
- Desestresante
- Anticelulítico
- Antiacneico
- Para tratar hemorroides
- Para la gota
- Para aliviar los síntomas de la menopausia
- Para la dermatitis